miércoles, 8 de septiembre de 2010

Me la chupó una premio Nobel

Hace ya bastantes años, cuando se empezaron a informatizar empresas y organismos, la compañía IBM estableció una esplendida sede en Madrid en pleno Paseo de la Castellana, esquina con Hermosilla, creo recordar. Era la Delegación zonal para España, Portugal, Grecia e Israel (un original PIGS (solo para iniciados )).



Comenzaban a informatizarse procesos, y los norteamericanos nos traían sus ordenadores de tercera y cuarta generación, auténticos roperos, y sus procedimientos, cuando aquí en nuestro país aún estábamos con la libreta y el lápiz sobre la oreja.

Como curiosidad las primeras empresas en España a las que se les diseñaron equipos y procesos fueron el Banco de Vizcaya, Sevillana de Electricidad y Galerías Preciados y en cuanto a organismos públicos: Ministerio de Hacienda, Junta de energía nuclear, Seguridad social y Centro superior de información de la defensa. Ni que decir tiene, que simultáneamente se estaban realizando trabajos para empresas y organismos de los países mencionados.

Como ya habrán imaginado entre los israelitas supuestamente empleados de empresas (un 90% de ellos agentes de Mosad), funcionarios de Cesid, los yankies, personal de empresas cliente, funcionarios de los diversos organismos, técnicos, etc. aquel edificio era una puta feria del espía.

A ello había que añadirle un servicio de seguridad interior formado por ciudadanos yankies y que hablaban español con un sospechoso acento latino, sin duda ex-agentes de cualquiera sabe donde y que habían aprendido español en misiones en el Salvador y sitios así, ya me comprenden...

Te acojonabas cuando se te acercaba uno de ellos y te interpelaba:

- Excúseme señor, puedo tener su acreditación.
- Si aquí está.
- Recién su acreditación se canceló.
- Si pero...
- Su tiempo en este "éria” ha terminado ahora, sígame fuera.

Pues, por asuntos que les aburriría, me encontraba yo por allí durante algunas semanas, más joven e igual de salido que ahora.

En ese ambiente tan controlado y vigilado no se me ocurrió otra cosa que tirarle los tejos a una programadora alemana que allí trabajaba.

Al parecer provenía de la Alemania del Este y supongo que la tendrían allí “protegida” los yankies. Era física, matemática, bióloga, y no sé que mas. Allí ejercía de programadora. Era muy alta, todo un cerebrito por lo visto, pero lo mejor era que tenía dos tetas impresionantes, como cabezas de mongolos, se le marcaban incluso bajo la bata blanca se solía llevar allí. Solo hablaba alemán e inglés. Esto para mi no fue un impedimento, no porque yo lo hablara a la perfección, apenas había aprendido algo los veranos trabajando en los chiringuitos de la Costa del Sol para pagarme los estudios, sino porque la tía era tan guarra que apenas me arrimé, terminamos los dos en los aseos del centro haciendo guarrerías.

Estos yankies son la hostia, en las cabinas de los retretes la luz era de color rojo, supongo que con el fin de que el personal no se entretuviera demasiado sentado en el váter, ya que esa luz podía terminar siendo muy molesta y dañina para la vista .



Yo no recuerdo los extranjeros, pero los españoles se leían el Marca enterito mientras cagaban bajo la luz roja después de desayunar .
En los dos o tres encierros que tuve con la alemana, me había dao buenas fellatios, y oiga, en aquella época eso era un triunfo, pero no habíamos follao.

En otro de los encierros, que terminaría siendo el último, estando ella sentada en la taza con la bata abierta y yo de pie con los pantalones en los tobillos y la polla en su boca, postura que era la habitual, me percaté que se estaba subiendo la falda y bajando la bragas. Yo pensé que ya había triunfao , que equivocado estaba...

Ella seguía succionándome el rabo, pero no me daba paso a la follada, yo era un imberbe, salido pero imberbe, y esperaba a que ella llevara la iniciativa.

En un momento dado se sacó la polla de la boca, aunque siguió meneándomela con la mano, se reclinó hacia atrás, abrió las patas y con la otra mano comenzó a tocarse el coño, bastante peludo por cierto.

Yo me incorporé un poco para mirarle el coño y esperar que me diera el pase de una puta vez para follarla, y cuando miro mas abajo del coño, Joder! Esa hija de puta había estado cagando a la vez que me la chupaba! Y eso no era lo peor, en la taza había un mojón enorme! De los mas grandes que yo he visto en mi vida , era difícil creer que eso hubiera salido del interior del cuerpo humano, tenía no menos de 30 centímetros de largo y 5 de diámetro! Lo que vi claro, es que a esa hijaputa por el culo le cabía una Ford Transit marcha atrás.









Además el mojón tenía una peste asquerosa, de la que se agarra a la garganta, me cago en su puta madre!

A todo esto yo me quedé paralizado, no era para menos, y la tía me la seguía meneando y mirándome sonriente, como orgullosa y provocante, y me preguntaba Güat, baby? Yo no entendía muy bien que me quería decir o preguntar , pero sabía que tenía que decir la frase acertada para que me terminara la mamada y poder huir de allí. Era difícil reponerse y pensar, con ese testigo mudo allí abajo, sabía que si no acertaba en mi respuesta me iba a comer el marrón .

Pero por mi mente solo rondaba una idea: como iban a sacar aquello de allí? , solo se me ocurría una forma: seccionarlo y evacuarlo como residuo nuclear, trabajo de especialistas sin duda.

Güat, baby? Güat, baby? La luz roja incidía con fuerza en el zurullo y se apreciaba claramente como humeaba, ese cabrón tenía vida propia y mirada desafiante , en cualquier momento me la podía liar, era como estar cerca de un gitano . De siempre, había oído que la mierda de los albañiles era la mas pestosa de la humanidad, nada que ver oiga, ni siquiera la mierda de un yonkie le hacía sombra, que asco dios, de que coño se alimentaba esa cabrona!

Güat, baby? Güat, baby?... Para follarle el culo a esa zorra habría que echarle antes dos palás de arena . Era el momento de jugármela, yo no iba a perder esa mamada y quedarme con dolor de huevos , diciéndole lo que pensaba: “tía guarraaaaaaa! me cago en tu puta madre, la que has liao”. Me decidí por una expresión más correcta, pero a su vez ambigua, que había aprendido con los guiris y que mezclaba la sorpresa con la admiración: “ Oh my God!” y… bingo, acerté . Sonrió altiva y satisfecha, continuando su mamada hasta que le pegué un latigazo de la hostia, huyendo de allí posteriormente.

Los pocos días que me quedaban en el centro me mantuve alejado de ella, por miedo a sus criaturas . La mente humana nunca dejará de sorprenderme, quien iba a pensar que a tan talentosa mujer le iba a gustar provocar con mierda.

Muchos años después leí que le habían otorgado un Premio Nobel de no se qué carajo, formando equipo con otros cerebros, ya establecida en su país. Pero no me tengan envidia porque me la chupara una Premio Nobel, para mi no fue mas que una tía guarra .


No me cabe la menor duda que aquel episodio que co-protagonicé, forma parte de un informe clasificado en algún lugar de Langley (Virginia) o Tel Aviv.


Buenas noches hermanos.










.

viernes, 30 de julio de 2010

Odontólogo de mercadillo

Beati Hispani quibus vivere bibere est
Benditos Hispanos, para los que vivir es beber





Al salir había caído el día, la noche me acompañaba cuando camino del tanatorio pase por delante de lo que me pareció la zona de moda en lo que se refiere a copas y Beautiful people de Cordoba. Me detuve y me senté en una mesa a degustar un whisky de malta con hielo y ver pasar gente guapa.


La soledad  y el vacio que pudiera quedar en nuestro interior después de un encuentro de este nivel hay que saber dominarlo para poder seguir viviendo.

Comencé a recordar a mi querido maestro, que falleció con una avanzada edad, feliz como siempre fué y con una vida de cine.

Desde mi posición veía a un aparcachoches que se buscaba la vida cerca de los locales, y recordé una de las anécdotas que tuve con mi maestro.

Por circunstancias que no vienen al caso, necesitábamos un inspector de trabajo full, que se personara en una empresa y levantara una acta de infracción. Nadie de nuestro círculo se ofrció para suplantar al funcionario publico y usurpar sus funciones.

Mi querido maestro demostrando una gran visión señaló a un yonki que aparcaba coches cerca de nuestra sede. Ante el asombro e incredulidad de todo el equipo dijo: “ese es el inspector que necesitamos”.


Sin dudarlo nos pusimos al trabajo, y convencimos al yonki con cuatro duros. Le quitamos veinte kilos de mierda que tenia encima ese hijo de puta, paso por peluquería donde lo arreglaron, recortaron y perfilaron la barba.

Un traje de marca con poco uso que encontramos en el rastro y un par de zapatos Martinelli auténticos con la única pega que el izquierdo era del 42 y el derecho del 44, camisa y corbata todo por tres pesetas. Una credencial full, impresos de actas y un portafolios y ya teníamos a nuestro hombre.

Cuando se lo presentamos, mi maestro nos felicitó, pero al preguntarle algo al yonki se dio cuenta que le faltaban todos los dientes superiores, sin duda por las drogas o las peleas.

Lo cojió y dijo: “volvamos al rastro”, ya allí se dirigió a un puesto de lo que parecía un anticuario o chatarrero. Lo saludó amigablemente y le dijo: “aquí tengo un trabajito para ti” presentándole al desdentado.


El titular del puesto le dijo al yonki “siéntese por favor” indicándole con un gesto el bordillo de la acera, como el dentista que indica a un paciente el sillón de 40.000 euros de su consulta.

Miró dentro de la boca del enganchao, posteriormente metió un par de dedos y palpó durante unos segundos. Acto seguido saco una bolsa de plástico y se puso a rebuscar dentro de ella casi sin mirar, al tacto. Debía haber 30 o 40 dentaduras allí dentro. De momento dijo “aquí esta”, enseñando una dentadura con la satisfacción del que ha cantado bingo.


Se la probó, pero a ese hijo de puta que apenas le quedaban dos o tres dientes, uno de ellos impedía el ajuste de la quijada. Este odontólogo de mercadillo no se desanimó, saco una lima medio oxidada y unos alicates de electricista y en pocos minutos había adaptado la prótesis al pozo de mierda que era la boca del guarro aquel, preguntándole “te roza en algún sitio”, “en absoluto” respondió altivo ese carbón de yonki, con su traje impecable y sus zapatos desparejados, empezaba a hablar como un ser humano por primera vez en muchos años.

Evidentemente, y como ya imaginarán, con la resolubilidad con la que actuaba mi maestro, el operativo fue todo un éxito, no sin alguna que otra incidencia por parte del yonki, como la que aconteció cuando veníamos de vuelta y debido a su enganche (asco de drogas, joder) fumándose una plata de heroína y por los álcalis de ésta, el adhesivo que mantenía la dentadura fija reaccionó, estando apunto de morir de asfixia por haberse atragantado con la prótesis, pero esa es otra historia…

Apuro mi copa, antes de retomar mi camino hacia el tanatorio.


In Memoriam P.S.



Buenas noches.






.

miércoles, 7 de julio de 2010

My Chrysler

Había heredado yo, de mi abuelo, un Chrysler 180, de los primeros que montó Barreiros en su fábrica de Villaverde, nada de mariconadas ecológicas, motor 2000 gasolina de carburación, doble cuerpo, caja de cambios automática, aire acondicionado con dos toberas como las de un F15.




No es necesario decir que el coche era un iman para las tias y la locura de la juventud junto a la comodidad del habitaculo hacia que el folleteo fuera una constante en el Chrysler o polvera como ya lo conocíamos en clave.



Siendo yo el usufructuario del vehiculo, tenia la obligación moral de conducir a la abuela en sus viajes, pocos, debido a su delicado estado de salud, apenas hacia dos viajes al año, en Mayo a Fátima y en Noviembre al Valle de los Caidos.



Los primeros años transcurrieron sin novedad, pero cuando el coche ya estaba bastante baqueteado, una conversación en uno de los viajes con la matriarca me hizo encender todas las alarmas:

- Niño, hay que ver como tienes el coche de tu abuelo.


- No abuela, es que esta tapicería de terciopelo anaranjado es muy dificil de limpiar y estas manchas son ya antiguas, de cuando el abuelo, y no salen.


- Que coño niño, en la defensa al asedio de Sidi Ifni, en el Sahara Español, un trozo de metralla dejó a tu abuelo sin testiculos y estas manchas son de esperma.



La vieja conservaba bien la vista, e imagino que el olfato. La habitualidad me impedia ver la cantidad de lamparones y corridas en la tapicería e incluso en la moqueta del techo del vehículo, por los salpicones parecía que habían frito huevos en la guantera. Es lo que tiene el batalleo a oscuras en el interior de un coche, que os voy a contar...



Siendo yo un estudiante, emprendedor, con iniciativa pero sin dinero, me decidí a operarme de fimosis y entregar la piel sobrante a un tapicero para que adecentara el interior del vehículo.

Es increible lo sabia que es la naturaleza y como la piel de polla repele las manchas de semen.

Hicieron un buen trabajo, tanto el cirujano como el tapicero. Éste incluso tuvo la precaucion de darme los retales sobrantes para posibles reparaciones, que no fueron necesarias debido al excelente oficio del artesano. Pero si utilicé ese material años despues para tapizar el asiento de una montesa Cota que un hijo puta me había rajado en la puerta de la Trocha.

Como comprenderán no lo digo por presumir, todos recordarán que el asiento de la Cota era bastante pequeño.



Años despues vendí el Chrysler y compré un Mehari, era mi etapa progre, el flower power y tal , por cierto en todos esos años al Chrysler no se le quitó la peste a polla. Huelga decir que ya había fallecido mi querida yaya, imagínense llevarla al Valle en el Mehari.



Con el Mehari comenzó mi declive sexual, si bien follé con bastantes hippias de la epoca, de las de pelo en pata y sobaquera, que ahora son politicas o altas funcionarias de la Junta, Profesoras de Universidad, Juezas, ect, todas con una mala hostia que te cagas , no se yo si por haber sido folladas por cientos de pollas en sus tiempos jóvenes y hoy día no hay quien las mire, sin embargo las puritanas que no se dejaban taladrar illo tempore, hoy día son señoras maduras perfectamente follables por todos los orificios hasta el astío, pero igualmente inalcanzables.

En este caso la naturaleza vuelve a darnos una cruel lección, da igual la polla que tengas, para la mujer lo importante es el vehiculo donde la paseas.

Lo último que supe del Chrysler es que un coleccionista de Teruel lo estaba restaurando y andaba loco buscando la piel de la tapicería para hacerle unos remiendos.





.